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Kenia

Cronicas Vietnam IV: Tierras centrales Hue, Hoi An y Dalat

 

Tras 11 horas de autobus entre pedos y eruptos, llegamos a Hue. Otra de las principales ciudades situada en el centro del país.

Aqui llegamos a la mitad de nuestro viaje, y nuestros cuerpos tras 15 dias de trote sin descanso decidieron darse un homenaje tanto gastronomico como de relax, dormir, comer y disfrutar. Todo esto tambien fue porque la visita estuvo bañada por una tormenta tropical de esas que no dan descanso para salir a pasear, incluso con un buen chubasquero era dificil disfrutar del entorno.

El primer dia estuvimos comiendo en uno de los restaurantes que ofrece la trotamundos y fue genial, el regalo de la casa es un divertido abridor de botellas que un señor lo elabora delante tuyo y te lo firma con la fecha de la visita. Tambien compramos unos cuadros donde los beneficios son para los niños de la calle, pero que tras dar otras vueltas por la ciudad, vemos que los venden en todas partes.

Esta ciudad fue declarada por la Unesco Patrimonio de la Humanidad por su ciudadela y las tumbas imperiales. Hue ha sabido conservar su caracter y tranquilidad. Aqui los pitidos de las motos no invaden continuamente las calles. Los principales atractivos de la ciudad son la historia, la poesía, la literatura y la vida cultural.

Como el cuerpo no estaba para muchos esfuerzos, acabamos haciendo algo que al principio nos negabamos, y caimos en la trampa del ciclotaxi. No estuvo mal para dar un paseo pero con el poco ingles que hablaban los conductores no nos pudimos enterar de lo que estabamos viendo.

Por la noche cenita en un vietnamita vegetariano, donde nos encontramos a un grupo de cuatro chicos de Toledo. Y de postre unos dulces.Los pasteles en esta ciudad tambien son cojonudos, sobretodo los de coco y algunos de chocolate con pistachos. Como podeis ver, no nos dejamos nada sin probar.

El segundo día en Hue, visitamos el recinto imperial dentro de la cuidadela, y para finalizar la jornada fuimos a darnos un homenaje a un restaurante vietnamita donde la especialidad son mariscos varios. Nuestro menu fue una ensalada de banana, rana cocinada con verduras, unos cangrejos de mar con salsa de tamarindos y unas gambas picantes a la parrilla, acompañadas por unas tiger beers. Todo riquisimo, pero la frase de todas los días fue repetida "un poquico pan mecagüen diez".

Tras un cafe nos hemos ido de nuevo al hotel remojados pero contentos. Al día siguiente nos vamos de Hue hacia Hoi An.

Empezamos el día metidos en otro autobus rumbo a Hoi An, una ciudad que promete.

Lo primero que hacemos es llenar el estomago de especialidades de la ciudad, que consisteen: un bol de cao lau, a base de fideos planos combinados con picatostes, brotes de soja y verduras y cubiertos por unas finas lonchas de cerdo; un plato de wonton frito, ese de los chinos pero mucho mas rico, son como nachos gigantes acompañados por un sofrito de cebollita, tomate, piña y especias; y un plato de la famosa "rosa blanca" gambas enrolladas en papel de arroz al vapor. Como podeis ver fue un menu exquisito pero tan solo nos costo 4 euros con bebidas incluidas....

Encontrar hotel no fue tan facil como en otras partes, pero lo divertido fue que Cristina y yo nos montamos las dos en una moto, y mediante señas un hombre nos llevo a un hotel, centrico, economico y muy moderno.

Lo tipico en Hoi An, es hacerse la ropa a medida, asi que los tres chino chano nos metimos en una sastreria y empezamos a ver catalogos de moda y empezamos a soñar con esos trajes que siempre has pensado pero nunca los has visto en tiendas y menos poder escoger las telas y la forma... acabamos como locos, pero al final nos vestimos de los pies a la cabeza. Yo de momento encargue un chaqueton y tres camisas. Tras tomarnos medidas y negociar los precios, quedamos al día siguiente para las pruebas finales.

Al día siguiente, por la mañana dimos un paseo con nuestras bicis hasta las playas de china. En esa zona se notaba mas los desastres del tifon, pero tambien podias ver como los lujosos complejos hoteleros no se habia notado y la poca huella que habia dejado ya la estaban reparando.

Luego nos fuimos a probar los trajes, y salimos todos guapisimos y muy contentos porque nos habian hecho lo que queriamos y habian acertado. Nos vimos tan guapos que encargamos otros trapitos para el dia siguiente, fue tal el vicio de comprar que teniamos inmensas ganas de irnos de esa ciudad. Los alrededores del barrio antiguo son maravillosos, llenos de casas bajas de madera con los farolillos de seda colgados en la puerta y tiendas de artesania. Junto al rio encuentras los restaurantes y zonas para tomar una copa. Esto es un lujo, la pena que no podemos abusar de estos caprichos porque no tenemos mucho espacio en nuestras mochilas ni necesitamos todo lo que deseariamos comprar.

Tras dos dias de compras, nos metemos en un buscama para Nah Trang (12h) y tras enlazar con otro autobus, pensamos llegar sobre el medio dia a Dalat.

Os recomiendo que leais la cronica de Emilio titulada: los autobuses y la madre que los pario. Yo no puedo describir mejor como fueron las casi 24 horas de trayecto.

En Dalat recobramos nuestro espiritu de aventura y tras patear la ciudad encontramos un hotel muy familiar, donde alquilamos unas motos para visitar las montañas y cascadas que ofrecen los pueblos de alrededor.

Tras visitar Lat, un pueblo a 12 km donde viven las pobres minorias etnicas de las montañas que sobreviven del cultivo de las tierras, decidimos ganarnos la comida subiendo al monte Lang Biang, pero tras 20 minutos de subida dimos con un grupo de vietnamitas que estaban celebrando el domingo a lo domingueros, con una hoguera, comida y mucha bebida. A los cinco minutos ya estabamos hablando vietanmita con ellos y enseñandoles el baile del chikilicuatre. No fue todo si no que acabaron cantando y bailando jotas e incluso la macarena. Fue un placer sin compartir idioma pasar la tarde con ellos. Lo unico que para complacernos nos hicieron bebernos entre todos una garrafa de unos 5 litros de licor de arroz. La consecuencia de muchos chupitos y mucha comida fue una siesta en el hotel hasta que el OH en sangre se metabolizara lo suficiente como para poder seguir visitando la ciudad.

Por la noche, muy contentos, estrenamos algunos de nuestros trapos nuevos y con una buena imagen salimos del hotel para cenar en un vegetariano de la ciudad. Nos volvimos a poner las botas. Esto es un no parar de comer ya que en cada parte del país las especialidades culinarias son distintas y no dejan de sorprendernos los sabores.

El segundo dia en Dalat, fuimos a visitar en moto las cascadas de Ankroet. Econtramos unas pozas de agua tipo las del Matarraña. Incluso Emilio, sin pensarselo dos veces, a la que despuntarosn dos rayos de sol, se tiro al agua.

De vuelta con las motos descunbrimos un local donde comer, y lo tipico aqui es negociar cuanto pollo quieres y te lo matan al momento. Tras un kilo cuatroceintos bien hecho a la brasa, nos damos una siesta en las hamacas del restaurante y nos vamos de vuelta a Dalat.

Esa misma noche partimos con un autobus local hacia Saigon. Los dias aqui pasan volando y debes aprovechar las noches para viajar y asi llegar lo antes posible a las ciudades.


 

3 comentarios

karen -

Wenas keniots!!!! jo q guay todo lo q cuentas.., sin duda me ha molado mucho todo. Se nota q os lo estáis pasando de coña, aunque creo q de descansar na de na, no paráis ehhhh!!! por aqui todo mu bien, con ganas de veros ya pero q dure vuestro viaje ( q te lo mereces un monton)!!!!! estuve este finde en el pueblo y hicieron el bautizo del erik, por lo demás no se na de na!!! por el CAS leemos las crónicas que cuentas y comentamos un rato, como buenas gallinacas, jejejeje!!!!weno guapa muxs besos pa los tres y comer muchas cosas de esas tan buenas!!!! dewwww

MIRI -

BRUTAL DOMINGUEROS, HAHA !!OS IMAGINO ALLI A LOS TRES EN MEDIO DEL MONTE Y NO PUEDO PARAR DE REIR ! ME ALEGRA SABER QUE OS LO ESTAIS PASANDO TAN BIEN Y QUE ESTEIS DISFRUTANDO DE ESTE VIAJE TAN BONITO QUE OS HABEIS MONTADO. ESPERANDO CRONICA V DES DE ALFONSO XII, 79.

UN BESITO KENI ! CUIDAROS MUCHOS !

M'

Elisabeth -

Keni, acabo e leer la crónica IV, maravilla de fotos, pero me entra un hambre cada vez que leo lo que comes, espero te traigas muchas recetas, mil besos desde l'Empordà.